EDUCACIÓN IDEOLÓGICA
Basado en traducción de artículo de Rossana Bond, editora del periódico democrático brasileño A Nova Democracia.
Hace 12 años, 250 prisioneros políticos del Partido Comunista del Perú, fueron asesinados por el viejo estado peruano, que en ese entonces estaba presidido por el genocida Alan García (APRA). Sin embargo, estos valerosos hombres y mujeres no murieron pidiendo ningún tipo de clemencia, murieron combatiendo, por eso el 19 de Junio es conmemorado por varios partidos revolucionarios del mundo como el día de la heroicidad.
Los presos del Partido Comunista del Perú (PCP) que la prensa y académicos burgueses llaman sendero luminoso, se encontraban recluidos en las cárceles de Lurigancho, el Callao y la Isla de El Frontón. Murieron cantando la Internacional, himno de los trabajadores, mientras luchaban armados con palos y piedras frente a las hordas genocidas del Ejército, la Marina y la Aeronáutica, que los atacaron con bombas de demolición, bazucas, granadas, gases y ametralladoras. Además de lanchas y helicópteros artillados en el caso del Frontón, donde la batalla duró casi 13 horas.
Los comunistas y combatientes del Partido Comunista del Perú, que habían caído presos por iniciar y desarrollar la guerra popular en su país, lejos de iniciar huelgas de hambre en los penales, convertían esta reclusión en las luminosas trincheras de combate, un lugar más de resistencia y lucha contra los enemigos del pueblo. Organizándose y educándose dentro de las cárceles. La fuerza de la convicción en la justeza de sus ideas hacía que los prisioneros transformaran el horrible presidio (donde trozos de vidrio y pedazos de ratas estaban mezclados con la comida) en un lugar habitable.
Estos combatientes tenían una actitud comunista ejemplar. La organización, solidaridad y paciencia logró que construyeran una realidad que difería de cualquier cárcel del Perú. En las luminosas trincheras de combate, donde los prisioneros políticos controlaban pabellones enteros de las cárceles, se hacía alfabetización, se hacían estudios políticos y económicos, cursos de poesía y teatro, biblioteca, cocina, farmacia, producción de artesanía y de libros (escritos a mano). La cocina propia, para no comer la basura que les daban, fue una dura conquista, en donde varios compañeros perdieron la vida en ello.
Previo al ataque del 19 de junio, los presos sabían de los planes de exterminio y ataque del gerenciamiento, habían impulsado una campaña contra su traslado al Penal de Canto Grande, verdadero matadero y centro de tortura. Exigían: “Garantías contra el nuevo genocidio que trama el gobierno aprista, la Marina y demás reaccionarios contra los internos por “terrorismo”. Junto a la denuncia del ataque fascista, los presos comenzaron a preparar su defensa.
Durante meses confeccionaron machetes, lanzas de punta metálica, arcos y flechas, ballestas, cócteles Molotov y “queso ruso” (explosivos plásticos de fabricación casera con detonadores activados). En Lurigancho, confeccionaron “chalecos antibalas” hechos con bandejas de la cafetería. Aparte de eso, un día antes de la invasión militar tomaron como rehenes un pequeño número de gendarmes consiguiendo algunas armas de fuego (en el caso de El Frontón, tres rifles y una pistola).
Pero la acción más sorprendente, era una protección de hormigón armado que cubría las paredes interiores de algunas habitaciones y dormitorios del Frontón y Lurigancho, convirtiéndolos en verdaderos bunkers. En la isla, algunas ventanas estaban también en parte cementadas, haciendo troneras, agujeros para el disparo de las armas de fuego.
En El Frontón los prisioneros del PCP construyeron compartimientos bajo tierra lo suficientemente grandes para alojar personas. El túnel estaba equipado con respiraderos abiertos al mar. Esta preparación nos indica además que en las cárceles la reacción no lograba tener el control absoluto sobre ellos.
El esquema de defensa implementado por los prisioneros se trabajó de manera eficiente. Para imponerse en Lurigancho y El Frontón los militares reaccionarios tuvieron que demoler la mayor parte de los dos edificios.
Los combates de la resistencia comunista duraron largas horas en el penal de Lurigancho y en la isla del Frontón. Hasta que las tropas reaccionarias, enfurecidas utilizaron bombas más potentes en una segunda ofensiva. Bajo el efecto psicológico de los gritos de “¡Viva la Revolución”, se habían levantado la mayoría de los presos.
No se dejó de cantar ni un minuto. Las voces fueron silenciadas sólo cuando, después de la aparición de nuevas bombas y explosiones más fuertes, alrededor de 170 prisioneros fueron capturados vivos y asesinados uno por uno. En Lurigancho, a pesar de estar en medio del exterminio, todos siguieron cantando hasta que el último compañero recibió un disparo en la cabeza.
En el Callao, la canción terminó siendo la mayor arma de fuego en la resistencia de las mujeres del PCP. Aquí la invasión no se hizo esperar. La existencia de una claraboya facilito el ataque de la reacción, la cual lanzo gases, logrando controlar a los prisioneros. A pesar de ello, un grupo parece haber resistido, debido a que dos murieron y cinco resultaron heridos.
La defensa de los combatientes del PCP se trabajó de manera eficiente, ya que se consideró la fuerza del ataque y la gran máquina de guerra utilizada por las tropas fascistas. Alrededor del 50% de los reclusos de El Frontón y el 76% de Lurigancho estaban protegidos por su esquema defensivo y fueron capturados vivos. Pero la barbarie de los asesinos fue feroz y los aniquiló uno a uno. Pero el ejemplo de estos combatientes resplandece en la banderas de lucha de los pueblos que se levantan contra la opresión.
Saludamos los 10 años del Periódico A Nova Democracia de Brasil
Desde Periódico El Pueblo saludamos los 10 años que cumple el periódico A Nova Democracia, como ejemplo de prensa democrática al servicio del pueblo brasileño. Su brega se desenvuelve en medio de monopolios comunicacionales imperialistas y de grandes burgueses que muestran un mundo falso y enajenante para el pueblo, en el vano intento de sofocar la lucha de clases.
A Nova Democracia se esfuerza por difundir la lucha de clases en Brasil y en el mundo; lo más avanzado de estas luchas, las guerras populares, procurando elevar el nivel ideológico de las masas. Son ejemplo para la prensa popular y revolucionaria de todo el mundo.
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