Publicamos relato de la lucha del Colegio Miguel Huentelen, enviada por el Frente de Estudiantes Revolucionarios y Populares – Temuco.
El día sábado 13 de agosto luego de una acalorada reunión, con presencia de los pacos y autoridades de Gobierno, los apoderados del Colegio Miguel Huentelén deciden quedarse en las mismas dependencias y no salir hasta conquistar sus demandas: educación de calidad para sus hijos.
“ Al ver a mi niño a punto de morir, me llevó a tomar acciones más fuertes” declaró la dirigenta del Centro de Padres y Apoderados, caso grave que no fue el único ya que 36 más fueron registrados desde el 8 de Marzo hasta el 16 de Agosto en la Posta del sector, ingresados por dolor de cabeza, estómago y vómitos. Esta fue la chispa que incendió la pradera.
El Colegio Miguel Huentelén de Collipulli acoge a 317 estudiantes, de los cuales el 98% es mapuche y sus niños son de 26 comunidades, muchas de ellas activamente en recuperación de tierras. Lleva más de 60 años funcionando, es decir ha formado más de 3 generaciones. Años atrás el colegio Miguel Huentelén no era el único en el sector, sino que existían otros 3 más que atendían las necesidades de educación de las comunidades. Sin embargo, el viejo Estado los fue cerrando uno a uno con la excusa de falta de presupuesto y del fortalecimiento futuro del colegio. Pese a ello hoy somos testigos de que el único colegio del sector, es de material ligero, que en invierno se llueve, que hay hacinamiento en las salas de clases, que existen cursos que no son reconocidos formalmente por el Ministerio de Educación, que los pozos no tienen un debido cerco que resguarde la seguridad de los niños. Una serie de irregularidades que pone en riesgo no sólo la calidad en la educación impartida sino que la vida misma de los niños.
La cercanía entre el pozo de agua del colegio y las fosas sépticas, sumada a la nula mantención realizada en ellas, permitió la contaminación del agua que los estudiantes, profesores y funcionarios ingerían a diario, perjudicando principalmente a los más jóvenes. Cuando la mesa directiva de Padres y Apoderados se presentó en la oficina del director a exigirle una aclaración, éste se excusó diciendo que no tomaba agua del colegio sólo agua embotellada. Por otro lado las autoridades sanitarias de la Posta no dieron ninguna señal de alerta al ir conociendo la multitud de casos de intoxicación de los estudiantes del colegio. Abandono total.
Las políticas de abandono del viejo Estado hacia el campesinado pobre y hacia los mapuche, son evidentes y los padres están concientes de ello: cierre de colegios rurales para potenciar los internados en ciudades con profesores racistas. Fomentan la migración de la juventud desde las comunidades hacia la ciudad y mutilan así los nuevos brazos que continuarán la lucha de sus padres por las tierras arrebatadas.
Pero en contra de todo ello, aproximadamente un 90% de los padres, decidieron luchar activamente en la toma poniendo todas sus capacidades en juego para llevar adelante la toma. Horas de trabajo, de sueño, de vida en familia fueron sacrificadas. Incluso las mismas 26 comunidades se sumaron activamente en esta lucha facilitando a mujeres y hombres para hacer tareas de vigilancia, aseo, cocina, entre otras.
La mesa directiva del Centro de Padres y Apoderados y su buena organización, fueron agotando una a una las instancias burocráticas que el viejo Estado impone al pueblo, para cansar y finalmente acallar las luchas. Sumado a esto, las continuas manifestaciones realizadas por las comunidades, consiguieron que la Municipalidad de Collipulli les cerrara el pozo y suministrase diariamente con 10.800 Litros de agua potable en camiones aljibe, medida parche, que ya está siendo solucionada, luego de la perforación de un pozo profundo en espera de que sean tomadas las muestras necesarias para ser habilitado como bebestible.
Pero la resistencia de algunos no se hizo esperar. Algunos profesores y funcionarios del colegio organizados en contra de la movilización, catalogaron como innecesaria esta lucha a través de dos cartas abiertas a la comunidad e incluso se trasladaron hacia el colegio con el afán de desmotivar la toma y volver lo antes posible a clases. Cuestión que los apoderados no permitieron, cerrándoles filas y manteniéndolos al margen de la toma.
Sabido era que el director, que por más de 20 años ostentaba el cargo, se rodeaba de un grupo de profesores y funcionarios rancios que obtenían beneficios personales de proyectos, para el mejoramiento de la calidad en la educación del colegio. Además, el director tenía conductas patriarcales, cual dueño de fundo, con las dirigentas del Centro de Padres y Apoderados, quienes denuncian explícitamente ello: “Por el hecho de ser mujer hay trabas, para mí con el director nunca pudimos llegar a acuerdos porque yo soy mujer y revolucionaria, porque era «conflictiva», pero a pesar de estar marginada nunca deje de hacer mis reclamos como madre”. Por todo lo anterior, los padres lograron expulsar al rancio director del colegio y a su rancia clientela.
Pese a los contundentes hechos, aún quedaba una demanda central en el tintero. La juventud, creciente de las comunidades, sólo cuenta con educación básica en el sector y la ampliación del colegio desde educación básica a educación media, es una necesidad inmediata. Por ello 4 madres decidieron iniciar huelga de hambre al interior del colegio para exigir a las autoridades que ampliasen el colegio a liceo, cuestión que luego de una visita de las autoridades educativas se transformó en compromiso de construcción, terminando 3 días de descompensaciones y sufrimientos familiares.
El viejo Estado terrateniente burocrático, es una máquina de opresión al servicio de sus intereses, y sus negocios desarrollados en el campo, como la actividad forestal, frutícola, de generación de energía, entre otras, son beneficiados directamente con la aplicación de las políticas burocráticas en educación, políticas que fomentan el despoblamiento progresivo del campo para abrirle paso cada vez más a la ampliación de sus actividades, formando obreros capacitados para incrementar sus negocios. Esto no debemos perderlo jamás de vista, porque de lo contrario estaremos sirviendo inconscientemente a una política de saqueo y explotación de los recursos y de nuestro pueblo.
La exitosa lucha de los Apoderados, comunidades y jóvenes del colegio Miguel Huentelén, es un ejemplo a seguir y sus mujeres, ejemplo de organización y lucha. La educación de calidad que exigen para sus hijos no solamente contempla mejores salas y materiales, sino que profesores comprometidos, un cuerpo directivo con iniciativa, educación intercultural que rescate la lengua mapuche y un entorno favorable que permita un sano desarrollo de la vida de los jóvenes.
Una vez más queda demostrado que las masas hacen la historia y que las mujeres deben liberar su furia revolucionaria enfrentándose con sus propias manos a los enemigos del pueblo. ¡Contra la política burocrática en educación, oponer política revolucionaria en educación!