NO NECESITAS LÁGRIMAS PORQUE LAS BALAS TE LLORARÁN
PRIMERA BALDOSA DE LA MEMORIA EN CERRO NAVIA

La tarde del sábado 27 de mayo, convocados por el Comité de Defensa del Pueblo Hermanos Vergara Toledo y la Red de Construcción Popular de Independencia, un grupo de personas se congregaron en Lo López con J.J. Pérez en la comuna de Cerro Navia. En este lugar cayeron en combate los militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FMPR) Juan Fuentes Rojas y Mauricio Cancino Garín, el 14 de diciembre de 1991.
El acto dio inicio con las palabras de una compañera y el grito de ¡Compañero Juan Fuentes! ¡Presente!¡Compañero Mauricio Cancino! ¡Presente!
Acto seguido, los asistentes se dirigieron a Lo López, donde el cantante Francisco Villa entonó tres canciones y finalmente una cuarta, a su decir, la más hermosa: La Internacional, que fue entonada puño en alto por las personas que ahí estaban.

Terminada La Internacional, los compañeros marcharon por las calles de Cerro Navia hasta llegar a la Plaza Ankara de Cerro Navia.
Ahí esperaban otros compañeros, a cargo de la amplificación, la ornamentación y lo que es más importante: la Baldosa en honor a estos compañeros caídos en combate.
A la presentación de la Baldosa de la Memoria siguieron la presentación de artistas y las palabras de los organizadores y de los familiares de los compañeros.
Un compañero del Comité de Defensa del Pueblo hermanos Vergara Toledo relató que cuando iban a instalar la baldosa, un grupo de vecinos del sector llegaron enojados y diciendo ¡¿Por qué están rompiendo nuestra plaza?! Pero, al ver que iban a instalar la baldosa en homenaje a los compañeros caídos, a sus dos vecinos, los mismos pobladores y los niños que ahí se encontraban, ayudaron a instalar la baldosa. Sin duda, este hecho es algo que emociona y demuestra lo justo que es reivindicar a los combatientes del pueblo.
LA SITUACIÓN POLÍTICA DE 1991
La llegada de Aylwin obedecía al plan yanqui de sacar a Pinochet y volver a instaurar la gobernabilidad mediante la Concertación. Con la llegada de la Concertación no sólo cesarían las protestas masivas y crecientes, sino que además se daban más garantías a los inversionistas extranjeros.
Aylwin y la Concertación habían prometido una alegría que para 1991 demostraba ser solamente una alegría para los grandes empresarios y «socialistas» renovados que vieron en el gobierno una forma de enriquecerse.
Aylwin asumió la criminal tarea de masacrar a quienes osaran no dejar las armas. Para ello mantuvo a parte de la Central Nacional de Informaciones (CNI) fundada por Pinochet y los unió a un grupo de militantes del Partido Socialista, algunos arrepentidos y traidores, conformando «La Oficina», que fue una CNI legalizada. Junto con esto, creó la Cárcel de Alta Seguridad para los militantes de las organizaciones armadas y, al mismo tiempo, premió a los militares construyéndoles una «cárcel» cinco estrellas (Punta Peuco), manteniéndoles todos sus “derechos” como militares.
Las masas aspiraban a que Aylwin estableciera la justicia y llevara a prisión a los militares y la CNI, asesinos del pueblo. Pero él dijo que habría “justicia en la medida de lo posible”. Lo que en la práctica significó que Aylwin blindó a los asesinos con perdonazos que se mantienen hasta el día de hoy.
LA SITUACIÓN DEL FPMR EN 1991
En 1991 el FPMR vio reducidas sus fuerzas a los niveles más bajos de toda su historia, según indican sus propios documentos del Proceso de Discusión Interna. A las caídas de algunas estructuras regionales, se suman las deserciones y quiebres, momento donde surgieron el Destacamento Patriótico Raúl Pellegrín y luego, el Ejército Popular de Liberación Nacional.
El FPMR estaba reducido casi exclusivamente a lo que eran sus Fuerzas Especiales, las que, al ver que Aylwin blindaba a los asesinos, asumió la tarea de ejecutarlos. Fue así como el 1 de abril de 1991 a las 18:27 horas, dos militantes ajusticiaron al fascista Jaime Guzmán a las afueras del Campus Oriente de la Universidad Católica de Chile, por la responsabilidad política que tuvo durante el gobierno de la Junta Militar Fascista (JMF) de Pinochet.
Tras el ajusticiamiento a Jaime Guzmán, la directiva de la Concertación se unió públicamente con Augusto Pinochet y militantes de la UDI, conformando un consenso “contra el terrorismo”. Tras esta reunión, Evelyn Matthei -actual alcaldesa de Providencia- sentenció: “La sociedad debe apretar los dientes y recurrir a todos los métodos que sean necesarios […] interrogatorios fuertes que son usuales en todas partes del mundo”.
Por su parte, la “izquierda” extraparlamentaria se sumó a las condenas al ajusticiamiento. El MIR-Político publicó en su revista Página Abierta n° 38 un artículo titulado “Los Laberintos del Frente”, donde además de desclasificar toda la estructura interna del FPMR, publicó una entrevista al mirista Carlos Bruit, donde afirma que fue un error ajusticiar a Guzmán, porque “se cercenó la posibilidad de establecer la verdad histórica […]”. (p.13), es decir confiaban en que Jaime Guzmán podría haber entregado información sobre los asesinos y los detenidos desaparecidos.
El falso Partido “Comunista” se sumó a aislar al FPMR y parte de sus militantes, que a pesar de estar en el P “C” firmaban como FPMR (conocidos como FPMR-Partido). Tras el ajusticiamiento de Jaime Guzmán, cambiaron su nombre a Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez (MPMR), para dejar claro que ellos no estaban involucrados en “atentados en democracia”.
Dos semanas después de la muerte de Jaime Guzmán, el gobierno anunció la creación del Consejo de Seguridad Pública, conocido como “La Oficina”, dejando en su dirección a Jorge Burgos (DC) y Marcelo Schilling (PS), quienes vieron en la crisis del FPMR la oportunidad para mostrarse como buenos aprendices del imperialismo yanqui.
«La Oficina” representó el perfeccionamiento de la CNI para hacerla encajar dentro de un gobierno demoliberal. En ningún caso dejó de ser un organismo fascista tipo Gestapo. En una entrevista otorgada por Galvarino Apablaza y Juan Gutiérrez en 1996, ambos comandantes dieron a conocer que habían logrado «pinchar» (intervenir) los radios de la CNI durante el gobierno de Aylwin y que las radios de la CNI siguieron funcionando y en la misma frecuencia, ahora como radios de «La Oficina».
El 9 septiembre de 1991, ante una crisis económica de la organización, el FPMR dio inicio a Alondra, nombre con que al interior del FPMR se conoció el secuestro de Cristián Edwards, uno de los hijos del dueño del diario El Mercurio, Agustín Edwards, ligado al golpe de Estado de 1973. Esta operación requirió la participación de prácticamente toda la organización.
El 12 de octubre, uno de los comandantes más destacados del FPMR, Mauricio Arenas Bejas (comandante Joaquín) murió de cáncer al pulmón en un Hospital de Lanús, Buenos Aires. La muerte de Mauricio Arenas fue un duro golpe por las circunstancias de su fallecimiento, ya que estuvo alrededor de 40 días en estado de gravedad, sin poder ser trasladado a Cuba.
LA CAÍDA DE JUAN FUENTES ROJAS Y MAURICIO CANCINO GARÍN
El 14 de diciembre de 1991, en una acción de conmemoración del aniversario del FPMR, un destacamento de militantes llevó a cabo una acción de propaganda armada que consistió en la recuperación de alimentos, de una carnicería y un supermercado, en JJ. Peréz con Neptuno, en la comuna de Cerro Navia.
Lo que no estaba considerado en el plan, con dos meses de elaboración, era que ese mismo día, a pocos metros, se llevaba a cabo un acto de carabineros. Por lo que a poco de iniciarse la acción, la policía llegó en gran número y casi inmediatamente.
En el lugar se provocó un enfrentamiento en donde Juan Fuentes (20 años) y Mauricio Garín (25 años) cayeron, cubriendo la retirada del resto de los combatientes y de las masas que participaron en la recuperación de alimentos.
La caída de Juan Fuentes y Mauricio Garín demuestran que a pesar de los golpes, las deserciones, las bajas y las traiciones, la justa lucha de la juventud popular unida a la movilización de las masas muestran el camino a seguir. Ambos murieron por hacer carne la justicia y una vida digna. Por lo tanto, es justo y necesario recordarlos luchando por lo que ellos persiguieron: ¡una revolución!
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