La fría noche del martes 4 de julio se vio encendida por un cálido espíritu juvenil. En medio de la Villa Francia, una decena de jóvenes estudiantes llevaron a cabo el «teatro del oprimido», al interior del Centro Comunitario Elefante Blanco. Dos cuestiones de tremenda importancia se unen en la presentación: la necesidad de cuestionarse y combatir la opresión junto a desarollar una juventud activa al servicio del pueblo.

El taller de teatro en el Liceo de Aplicación se encuentra activo desde el 2014, organizado por dos profesores y compuesto por muchachos de entre 7mo y 4to medio. Si bien existen hace 3 años, fue durante este año que el taller dio un giro a abordar temáticas sociales, quienes actúan en diferentes lugares de forma gratuita. En esta ocasión se presentaron en Villa Francia y antes lo hicieron en el Festival Interescolar de Teatro, por lo que planean hacerlo próximamente en Conchalí y Peñalolén.
El Teatro del Oprimido nació en Brasil durante la década del 70 y su impulsor fue Augusto Boal, quien se inspiró en Bertolt Brecht y Paulo Freire. Asume el teatro como una herramienta de trasformación social y busca dejar atrás la pasividad de los actores frente a la realidad de la época, como también la de los espectadores frente al arte. De esta forma, plantean el concepto de «espectactores», puesto que a través de diversos juegos e interacción, ambas partes se involucran en la representación de la obra.
El inicio de la obra
Acompañados de unas 40 personas, el teatro del oprimido comenzó con una serie de juegos para romper el hielo. Al principio se hizo un estiramiento colectivo mientras se hacía el llamado a liberarse. Junto con ello, también hubo un bostezo masivo y se explicó que, al contrario de lo que se piensa, este no ocurre porque la persona sea floja o somnolienta, sino que el cuerpo necesita más aire cuando se busca mayor concentración.
En el segundo juego se hizo la «marcha de los weichanes», la que consistía en marchar en el mismo puesto y detenerse al momento que alguien hace un aplauso. Solo otro aplauso, que puede realizar cualquier persona, es el gesto para reiniciar la marcha. Esto ayuda a agudizar los sentidos y estar atentos a todos. El tercer juego llamaba a desobedecer y se trataba de decir lo contrario a lo que el relator manifestaba.
En cuarto lugar, se propuso hacer el juego del aplauso, el que consiste en que cada vez que el relator aplaude se debe mirar a alguien de los presentes, alternando en los otros chasquidos. Finalmente, todos se tomaron de las manos en un gran círculo e hicieron un «mierda, mierda» colectivo, una acogedora antesala para la representación de los muchachos, la que se dividió en dos partes: una sobre el bullying y otra acerca del abuso de poder.
El bullying (acoso permanente), cuestión a erradicar porque debilita la unidad del pueblo
La obra sobre el bullying consistió en representar esta conducta al interior de los colegios, basado en el suicidio real de un estudiante. Se puso en el tapete el acoso a las mujeres, la discriminación por el aspecto de los alumnos, el racismo y la reproducción del discurso opresor de las clases dominantes en los establecimientos, junto con denunciar a las autoridades y profesores que avalan este comportamiento con el argumento de que «fortalece el carácter» o que es parte de la «competencia». Este problema juvenil ha llevado a numerosos casos de suicidios y también incide en la deserción escolar, por ende debilita la organización de la juventud popular.
Solo con la expresión oral y corporal, los estudiantes logran presentar testimonios y remover las conciencias de los espectadores. Transcurridos unos minutos, los organizadores de la actividad «detienen la imagen» y plantean al público la siguiente pregunta: «¿quiénes son los oprimidos y quiénes son los opresores?». Desde ese momento se propone que cualquier persona puede ir y modificar la imagen -moviendo a los actores- para que se resuelva la situación. Así se abre la discusión de opiniones entre la audiencia sobre cómo transformar y erradicar el bullying.
Una niña se para y modifica la imagen para que se abracen los compañeros. Otro hace que un oprimido se ponga de pie y una persona de mayor edad le levanta el puño a uno de los actores, para que no se olvide que debe lucharse contra estas tendencias. La escena ahora busca simbolizar que todos somos iguales, por lo que debe prevalecer la amistad y respeto. También se ataca el sistema educacional actual, el que solo busca la competencia al interior del pueblo, la comparación denigrante y un lenguaje militarizado. Por otra parte, se señala que en un contexto de comunicación débil entre padres y el desconocer las razones de por qué algunos compañeros deciden agredir a otros es una situación propicia para el bullying. Los asistentes se reafirman en la necesidad de intervenir el sistema educacional porque oprime, censura y desune.

El abuso de poder y el permanente estado de sitio al Liceo de Aplicación
En la segunda parte, cuatro estudiantes representaron a dos policías y a dos estudiantes, quienes son perseguidos, estigmatizados e inclusive torturados por Carabineros.

Mientras los agentes represivos golpean con sus bastones y les llaman terroristas a los estudiantes que luchan, estos hacen la mímica de responder con piedras en un gesto de dignidad. De esta forma se enfrentan ambas fuerzas hasta que los estudiantes son llevados a la comisaría, donde son golpeados y torturados. «Estos flojos comunistas te lavan el cerebro» le enrostra un paco a un estudiante.
¿Por qué luchan los estudiantes? se pregunta uno de ellos, asumiendo al mismo tiempo que no es un juego. De esta manera reflexiona que no solo han sido 11 años de lucha estudiantil (desde el 2006) y allí se abre el espacio al recuerdo de jóvenes combatientes que cayeron luchando por conquistar un mejor porvenir para el pueblo: por ejemplo, Mauricio Maigret en 1984 y los hermanos Vergara Toledo en 1985, entre otros.

Antes de comenzar la misma dinámica final de la primera parte, uno de los estudiantes toma la palabra ante la imagen congelada. Allí denuncia la violencia cotidiana y el odio de Fuerzas Especiales a los estudiantes del Liceo de Aplicación, quienes se han enfrentado constantemente. Además, señala cómo los medios de comunicación falsean la realidad día a día, buscando estigmatizar a los jóvenes como delincuentes, flojos o terroristas.
También sacó a la luz el caso vivido durante el 21 de junio pasado, para lo cual hemos tomado un extracto de la declaración del centro de estudiantes:
«En primer lugar, queremos contextualizar los hechos que ocurrieron durante ese día en el establecimiento, el cual se encontraba tomado tras el resultado de las votaciones realizadas el día anterior, donde se decidió adherir a la Jornada de Protesta convocada por las organizaciones del espectro secundario y universitario, las cuales también realizaban una convocatoria de Marcha Nacional para ese mismo día. Los estudiantes del Liceo asistieron en bloque a ésta. En el transcurso de la marcha, resultaron detenidos alrededor de 10 estudiantes del liceo aproximadamente, mientras el resto se dirigió rumbo al establecimiento, quienes al llegar se percataron que éste aún se encontraba tomado. Un grupo de estudiantes decide salir del establecimiento a manifestarse, siendo enfrentados por un hombre que suponemos es un funcionario de civil de la Policía de Investigaciones (PDI) quien tras desenfundar su arma apunta a los estudiantes y todos quienes se encontraban allí transitando por Cumming con Romero, tras esto emprende su huida por la misma calle hacía el poniente en su automóvil particular del cual se desconoce su patente debido a que no la poseía. Debido a este altercado gran parte de los estudiantes deciden hacer ingreso al establecimiento para resguardarse. Transcurridos unos minutos hicieron ingreso al establecimiento por Cumming #21 distintas unidades de Carabineros, entre éstas el Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE), Laboratorio de Carabineros (LABOCAR) y Fuerzas Especiales, quienes apresaron alrededor de 52 personas entre estos, 43 estudiantes, 2 inspectores, 1 funcionario y 6 externos.
En segundo lugar, en esta línea queremos denunciar públicamente el ingreso que realizó dicha institución a nuestro establecimiento educacional el pasado Miércoles 21 de Junio, quienes tras hacer ingreso por los portones de Maturana y Romero, procedieron a lanzar bombas lacrimógenas provocando dificultades respiratorias entre todos los presentes, incluyendo estudiantes, docentes y asistentes de la educación, además del violento e injustificado ingreso policial éstos tomaron detenidos a Cuarenta y dos (42) compañeros, un (1) inspector, dos (2) funcionario y seis (6) externos, dentro de éstos había compañeros quienes fueron agredidos al momento de ser detenidos y trasladados hacia las unidades policiales respectivas, 3° comisaria para mayores de edad y 48° comisaria para menores de edad. También queremos denunciar públicamente el acoso sexual del cual fueron víctimas dos compañeros por parte de Carabineros en la unidad policial, donde a uno, el Sargento 2do. A. Villalobos S. y el carabinero J. Montero Q. obligaron al estudiante de iniciales G.O. a que le tocara sus genitales, y otro compañero de iniciales B.A. al cual obligaron a bajarse los pantalones y hacerlo tocar sus muslos argumentando que esto correspondía al procedimiento de constatación de lesiones…»

Cerca del cierre, se abrió nuevamente la discusión respecto a cómo liberarse del abuso de poder, instancia que sirvió para exponer diversos puntos de vista. Una de las conclusiones más importantes fue que el tema es complejo de abordar y que trasciende lo que sucede entre los estudiantes y la policía, pues es el sistema político y económico el que lleva al enfrentamiento. No obstante, como imagen final, los espectadores decidieron ubicarse junto a los estudiantes para respaldar su lucha y una pobladora señaló que era una foto muy bonita, pues «se parece a la imagen de unidad del primer 1° de Mayo».
Tras la obra nos acercamos a conversar con los estudiantes, quienes nos recibieron calurosamente. También se repartieron ejemplares impresos de Periódico El Pueblo, comprometiéndonos a denunciar la situación vivida en el liceo.
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