Imagen de portada tomada del facebook Coordinadora Nacional de Inmigrantes Chile, propiedad de Julio Fuentes Flores.
Crónica de la marcha migrante
Sin regulación: Tachados de ilegales ¿A esto le llamamos nación?
¡Ningún ser humano es ilegal!
Por Ana Huenumán
El pasado domingo 9 de julio, la Coordinadora Nacional de Inmigrantes en Chile convocó a una marcha para exigir una Reforma Migratoria que derogue la actual Ley de Extranjería, de 1975. Hoy a los inmigrantes se les persigue, hostiga o invisibiliza por ser “ilegales”, por no portar documentos. ¿Y qué hay de sus necesidades apremiantes? ¿Trabajo y vivienda, por ejemplo?
Llegamos con premura a la hora convocada, cuando un pequeño grupo de organizaciones de inmigrantes se reunían afuera de la Catedral por calle Bandera y mucha prensa burguesa los esperaba. También se hacían parte ciertas organizaciones políticas electoreras, algunos militantes honestos por encontrarlo justo, pero igualmente pauteados por el período electoral en el que se mueven.
El Intendente Claudio Orrego (DC) no autorizó la marcha y los dirigentes de las organizaciones migrantes acordaron con la policía marchar por la vereda de la calle Catedral, Paseo Ahumada y San Antonio, para luego volver nuevamente a Plaza de Armas. De pura rabia, como reporteros/activistas increpamos a algunos dirigentes del falso P”C”, quienes frente a las cámaras hablaban de la situación de los migrantes con cara de congoja, mientras que su propio gobierno, el gobierno de la Nueva Mayoría con Bachelet a la cabeza, es el que no autorizó la marcha, no se hace cargo de la situación de los migrantes, permite la súper explotación de haitianos, peruanos, colombianos, venezolanos, árabes y africanos, entre otros y más aún, reprime a “palo duro” al pueblo, tanto mapuche, chileno y migrante.
Muchos migrantes vienen arrancando de guerras, epidemias o conflictos políticos impulsados por el imperialismo, principalmente norteamericano. Han llegado hasta aquí en busca de un mejor porvenir para ellos y sus familias. En la concentración conversamos con algunos haitianos, quienes nos dicen: “llevo dos meses acá…venimos porque nuestro país está muy mal y esperamos conseguir un trabajo… estamos ilegales”. Y les preguntamos, ¿cómo viven?: “a veces conseguimos una pega por 10 días y eso lo hacemos estirar para el mes”, nos cuenta, y con su linda sonrisa dice: “ya, gracias”, porque quizás teme a exponer más de su situación o cree no tener el derecho a ser escuchado.
El opresor ha inventado el racismo para dividirnos, ha conseguido que aprendamos a discriminar e insultar. Invierte millones de dólares al año para tratar de engañarnos, propagandizando que la venida de migrantes provenientes de diversos rincones del planeta es perjudicial para el pueblo chileno, cuando en realidad lo que es brutal para nosotros es que un puñado de explotadores -sea del color que sea- se forre con billones y billones de pesos, mientras la mayoría de nosotros debemos sacrificar hasta lo insacrificable por alimentarnos, vestirnos, conseguir techo, atender nuestra salud y educarnos si es que alcanza.
Los inmigrantes son un aporte en todo sentido: traen nuevas tradiciones, cultura, color de piel, fuerza de trabajo y gracias a su presencia nuestros hijos serán menos discriminadores que nosotros.
Como dijimos, las organizaciones de inmigrantes, tales como la Coordinadora Nacional de Inmigrantes buscan derogar la Ley de Extranjería de 1975, que está encargada de regular la entrega de residencias temporales o definitivas a los inmigrantes en el país. Si bien se ha discutido en el Parlamento en este último tiempo, la condición de vida en la que ellos están insertos es extremadamente injusta y precaria, pues tan sólo basta recordar la muerte de un joven haitiano ¡por frío!. Vino a buscar mejores condiciones de vida y encontró la temprana e injusta muerte.
¡Se necesitan soluciones efectivas y no “parches”!. La espera tiene su límite, ¿hasta cuándo tendremos que aguantar el atropellamiento de esta desigualdad social, clasista y racista? Vivienda deplorable, discriminación y trabajo explotador con una remuneración mezquina que ni se compara a la fuerza laboral gastada por los trabajadores.
Oportunistas, ¿quieren apoyar o quieren ser electos para servirse un pedazo de la torta del Estado?
Las masas son arena de disputa, disputa entre un camino realmente democrático y uno burocrático, legalista y electorero. A esta marcha llegó la infaltable instrumentalización electorera de los bloques políticos de candidatos a presidentes, que no dudaron en engancharse de las demandas de los inmigrantes para acrecentar sus cifras en los votos.
Pero por otro lado, también llegaron organizaciones democráticas, tales como el Comité por una Vivienda Digna y la Garra Blanca Antifascista. Estos últimos nos señalaron que no creen en ningún político electorero que “anda merodeando por las marchas”. Nos explican la necesidad de llevar una lucha combativa, contrapuesta a lo que impone el camino pacifista, que no sirve a las verdaderas necesidades del pueblo.
¡Se siente, se escucha, arriba los que luchan!
Finalmente, solo cabe que reiteremos la necesidad de incentivar la unión entre todos los pobladores que habitan este enorme país y que seamos creyentes de la importancia de vivir sumergidos en una diversidad cultural, no como un problema, sino como un enriquecimiento social, y de esta manera conducir hacia una auténtica victoria, una auténtica emancipación de nuestra clase oprimida frente al esclavismo moderno, escandaloso e infiltrado, que en nuestra rutina intenta oponernos cada día unos contra otros. Por lo mismo, ya es hora de que no lo sigamos permitiendo. Compañeros y compañeras: ¡Ningún ser humano es ilegal!