Tomamos este importante y conciso artículo respecto a la superconcentración económica mundial. El autor es Vinicius Alves, quien lo escribió para el periódico democrático brasileño A Nova Democracia.
¡Las ocho personas más ricas del mundo tienen la riqueza equivalente a 3.600 millones de personas! Esta es una de las constataciones presentes en el informe «Una economía para el 99%», publicada por Oxfam en enero de este año. Este dato evidencia el grado de concentración y centralización de la riqueza generada por el imperialismo y expone su carácter parasitario.
La concentración se intensifica
«El capitalismo, en su fase imperialista, conduce a la socialización integral de la producción en sus más variados aspectos […] La producción pasa a ser social, pero la apropiación es privada. Los medios sociales de producción siguen siendo propiedad privada de un reducido número de individuos», destaca Lenin, en la obra «El imperialismo, fase superior del capitalismo», escrita en 1916 y publicada en 1917. Al analizar los datos del 2016 proporcionados por Oxfam, se verifica que los 1.810 billonarios del mundo -89% de ellos hombres- poseían un patrimonio de 6,5 billones de dólares yanquis, la misma riqueza que el 70% más pobre de la humanidad.
En el 2016, las 793 personas más ricas del mundo tenían una riqueza total de 5 billones de dólares. En 2009, los 793 billonarios que existían en el mundo en la época, tenían una riqueza neta total de 2,4 billones de dólares. Es decir, la cima de la pirámide social se estrechó y la riqueza se concentró aún más.
Según la misma entidad, en el 2016, 8 hombres tenían la riqueza equivalente a la mitad más pobre del mundo, es decir, 3.600 millones de personas. Este selecto «G-8», poseía una riqueza neta de 426.000 millones de dólares. En 2014, 85 personas tenían la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad.
Este club selecto de la oligarquía financiera estaba compuesto por los yanquis Bill Gates (75 billones de dólares), Warren Buffet (60,8 billones de dólares), Jeff Bezos (45,2 billones de dólares), Mark Zuckerberg (44, 6 billones de dólares), Larry Ellison (43,6 billones de dólares) y Michael Bloomberg (40 billones de dólares), además del español Amancio Ortega (67 billones de dólares) y del mexicano Carlos Slim (50 billones de dólares).
Desde la década de 1990, la renta del 1% más rica fue más alta que la renta del 50% más pobre. Entre 1988 y 2011, el ingreso del 1% más rico aumentó alrededor de 11.800 dólares, mientras que la renta del 10% más pobre aumentó alrededor de 65 dólares, es decir, 182 veces menos. Por ejemplo, en USA, en las últimas tres décadas, la renta del 50% más pobre permaneció inalterada, pero la de los 1% más ricos aumentó un 300%.
El grado de parasitismo del imperialismo llegó a tal nivel, que el 1% más rico del mundo, la flor de la oligarquía financiera -esta capa social parasitaria y rentista, que succiona la plusvalía extraída de los trabajadores y trabajadoras-, concentraba más riqueza que el resto del planeta, «solamente» 7 mil millones de personas.
Para aquellos que creen en los criterios de la meritocracia burguesa o del mito de que si usted trabaja mucho y duro, utilizando sus habilidades y talentos, siendo «proactivo», «emprendedor», «creativo» y «pensando fuera de la cajita» («pensar libre de las amarras convencionales», nota EP) se enriquecerá, la realidad los traicionará, ahogándolos en un mar negro de (des) ilusiones. Casi la mitad del patrimonio de los multimillonarios fueron frutos de herencias. Favorecimientos políticos y nepotismo (favores hacia amigos o familiares, nota EP) también contribuyen al enriquecimiento de la gran burguesía.
En las próximas dos décadas, 500 personas deberán transferir a sus herederos una cantidad superior a 2,1 billones de dólares, un valor superior a la gran parte de los Productos Internos Brutos (PIB) de los países semicoloniales.

Oportunidades creadas por la crisis
En los períodos de crisis económicas se profundizan los procesos de concentración y centralización del capital y de la riqueza. Según Lenin, en la obra ya citada, «las crisis de toda especie, sobre todo las crisis económicas, pero no sólo éstas, aumentan a su vez en proporciones enormes la tendencia hacia la concentración y el monopolio».
Hay dos ejemplos ilustrativos de esta afirmación. Por ejemplo, en 2016, el ingreso neto de las 10 mayores empresas del mundo fue superior al PIB de 180 países juntos, en su mayoría semicolonias, principalmente situadas en África, Asia y América Latina.